Cómo vivir con 600 euros al mes y no deprimirte en el intento


Uno de los requisitos para obtener la visa de estudiante para España era contar con un mínimo de 532 euros mensuales. Aunque ingenua, decidí aferrarme a ese “precepto”. Si el Consulado de España decía que podía vivir con 532 euros al mes, debía creer en ellos. “¡Gilipollas!”, dirán algunos, así con todo y acento español.

Sí, creo que era la única que creía, y aún cree, que puede vivir con 600 euros al mes (aumenté un poquito el monto para no deprimirme). “Mine, ¿vives con 600 euros? ¿Cómo haces?”, me preguntó hace algunos días una amiga del máster mientras lamentábamos ser pobres. Por el grado de sorpresa en su rostro, intuí que yo era la más pobre.

Ese día me quedé pensando en su pregunta ‒tampoco es que mis amigas cuenten con mucho dinero, estamos por ahí‒. Entonces, ¿cómo he logrado manejar mi presupuesto? Ni siquiera he bajado de peso como para decir que no como bien o restrinjo algunos alimentos. Siempre bebo leche, yogur y como queso, jamón, pollo, pavo, atún, y frutas y verduras también.  

Cuestión de actitud, pensé, y no es por echarme flores. ¿Cómo una persona como yo, a quien el dinero se le iba como agua, ha podido sobrevivir estos cuatro meses? Desde que llegué no he dejado de anotar todo lo que compro, aunque sean céntimos. Tengo un cuaderno exclusivo para eso: fecha, monto, descripción (ah, y adjunto cada voucher). Sí, esa es la nueva yo. La que mide sus gastos, la que controla sus antojos (o eso intenta).

Tener el control de cuánto gasto a la semana, me permite proyectar el mes, saber qué es lo que más consumo, qué productos son innecesarios, porque hasta olvido que los compré, ahorrar si compro mensual y no semanal, y muchas variables más. Eso lo aplico hasta cuando planeo salir con mis amigas. Todas sabemos que el lunes es un buen día para ir al cine, porque es más barato. Un dato más para anotar en el cuadernito.

Y así, sin ser contadora, sé cuánto puedo destinar para divertirme: unas papitas bravas, unas cañitas, una visita a algún museo (aunque mejor me espero a los primeros domingos del mes porque es gratis), un chocolate con churros (aún pendiente), una película, una chanchita para preparar algo en casa de alguna amiga. Para nosotras (latinas la mayoría), es más difícil coordinar un paseo o ir a bailar a una discoteca (aún no lo hacemos), porque aquí no gastas un sencillo, como decimos en Perú, sino lo que te costarían los desayunos, almuerzos y cenas de toda la semana y más.

Entonces, ¿se puede vivir en Barcelona con 600 euros? Claro, yo lo hago. Eso sí, si quieres empezar a viajar, ajústate bien el cinturón. Obvio, si estás en Europa, ¡cómo no vas a viajar! Planifica con tiempo, revisa las ofertas de aerolíneas, trenes y buses y deja tu tarjeta o billetera en casa. Ojo, esta es la experiencia de una estudiante de máster que vive en una habitación, se cocina de lunes a domingo (si comiera en restaurantes, ya estaría vendiendo… mis riñones), compra semanal en Mercadona y se divierte con moderación (uy, sí). 

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